martes, 31 de enero de 2012

3.-SIN ELECCIÓN



-¿Quién eres tú?-preguntó Alice con una calma sorpresiva, ella aún sostenía la cabeza de Jasper entre sus manos pero miraba dolida a Riley quien a su vez se divertía con a situación.

-Soy Riley, tu nuevo compañero-anunció el con voz burlona.

-¿Compañero? ¿De que estás hablando?, mi único compañero en la vida siempre ha sido y será Jasper y nadie más-juró ella, al oír esto, su novio sonrió débilmente ante sus palabras.

-Eso tendrá que cambiar quieras o no, a menos que quieras ver a "tu único compañero" muerto-la última palabra hizo temblar a Alice de pies a cabeza, ella no permitiría que eso pasara, ella no sabía que o quien era ese tal Riley pero no era nada bueno lo que se podía esperar con él, en estos momentos estaba completamente segura de dos cosas.

La primera, que haría hasta lo imposible para que Jasper viviera, lo amaba demasiado como para permitir que le pasara algo malo, y la segunda cosa de la que estaba segura era que deseaba con todo su corazón pedirle disculpas a su hermana, decirle que la amaba y que sentía dejarla de esa manera, que la perdonara por dejarla sola, por fallarle.

Las lágrimas salían sin control, derramándose por sus delicadas mejillas ahora blancas como la cal, esto partía el corazón de Jasper quien casi sin fuerzas deseaba con toda su mente y todo el corazón poder quitar cada una de esas lágrimas con un beso, proteger a Alice de todo peligro y no dejar que nada ni nadie la hiciera sufrir.

Su cuerpo estaba débil por el poder que Riley tenía sobre él, absorbiendo sus energías y sus fuerzas físicas, realmente el vampiro no le había hecho daño pero podía debilitar a humanos e inmortales con el poder de su mente.

Jasper sabía las intenciones de Riley y le preocupaba Alice, no quería que se convirtiera en una criatura de la noche y él estaba completamente seguro que ella haría cualquier cosa por él.

Lo mismo haría él por Alice, cualquier cosa por salvarle, pero sin fuerzas para siquiera hablar no podía hacer mucho para convencerla a salir de allí. Alice se puso de pie sosteniendo una mano de Jasper sobre su pequeña y delicada mano, con el dorso libre se limpió las lágrimas y carraspeó para aclararse la voz.

-Haré lo que tú quieras, seré tu compañera si es lo que deseas, pero dame tu palabra de que lo dejarás ir-su voz era firme y digna de seguir.

-De acuerdo, acércate-ordenó Riley, Alice soltó los dedos de Jasper suavemente y se acercó al vampiro que estaba frente a ella.

Riley la miró y acarició su barbilla, y en un movimiento rápido y práctico, él mordió su cuello.

La pobre de Alice cayó vencida por el dolor de la mordida, pero pronto comenzó a sentir el ardor y el infierno que la ponzoña de los vampiros hacía pasar a los humanos, gritaba y chillaba pidiendo morir, pero Riley tan solo se limitó a llevarla hacia una suave y amplia cama, pero eso no serviría de nada para apaciguar el dolor que consumía en vida a la pequeña Cullen.

Con cada grito Jasper soltaba una lágrima, consiente que su novia jamás volvería a ser la misma, sería una extraña y una criatura de la noche, pero aún así la amaría, siempre lo haría.

…..

-Ya hemos iniciado una búsqueda en los alrededores, encontraremos a su hermana-le prometió el jefe de policía, las luces rojo y azul de la patrulla estaban encendidas en modo de alerta, así habían estado ya desde hace casi 3 días, pero aún así debían esperar hasta que algo se descubriera.

Bella se sentía impotente, la desaparición de Alice había puesto al pequeño pueblo de cabeza, unos creían que ella había escapado junto con Jasper, otros decían que se había ido con su dinero a un país allá en Europa, pero lo cierto era que Bella sabía que su hermana no estaba a salvo, sabía que su desaparición no era a causa de un simple capricho.

La policía tan solo parecía estar dándole largas, en esos tres días no habían podido darle siquiera una simple respuesta lógica, nada que pudiera decirle donde estaba su hermana, pero Bella podía sentir que algo malo estaba pasando allí en Forks y lo que fuera que le hubiese pasado a Alice también le tenía que haber pasado a Jasper, algo que por supuesto aumentaba la tensión en la ya de por sí complicada situación.

-Niña Bella tiene que descansar y no perder la fe, la niña Alice aparecerá pronto y todo volverá a ser como antes-de nuevo su nana intentaba levantarle el ánimo, aunque ella misma no estuviera muy segura de Alice.

-Se que encontraré a Alice lo que me preocupa es como la pueda encontrar, ¡Ya son tres días sin saber de ella!-Bella golpeó la pared cercana-¡Lo peor de todo es que quizá fue mi culpa!-se recriminó la castaña, sintiéndose inmensamente culpable.

Su nana observó la desesperación de la niña que estaba a su cuidado, pensó en seguir hablando con ella pero no tendría mucho sentido ahora que ella estaba totalmente alterada, quizá su única ayuda posible sería pedir que la otra hermana Cullen apareciera sana y salva.

Alice se puso de pie en un veloz e invisible movimiento, propio de una…vampiresa.

Feroz como su naturaleza mandaba, se abalanzó sobre el único peligro que sus instintos gritaban atacar, un vampiro rubio la esperaba, pero la fuerza titánica que Alice podía sentir en brazos y piernas se desvaneció de golpe, haciéndola desvanecerse sobre el suelo al punto de tan solo poder sostener la cabeza en alto.

-No tardaste demasiado, solo fueron tres días durante tu transformación-le aplaudió Riley mientras se acercaba al pequeño cuerpo débil de Alice, con una sonrisa maliciosa dibujada en aquél rostro perfecto.

-¿Que…rayos me hiciste…?-gimió ella.

-Digamos que tengo el poder de dejarte completamente débil si es que así lo deseo, quizá tu también tengas algo que valga la pena-él la ayudó a ponerse de pie- pero por favor ya no intentes atacarme de nuevo que no quiero lastimarte de verdad-la voz de Riley estaba totalmente llena de arrogancia.

Alice lo miró desconcertada y dolida, y aún a pesar de la enorme sed que la agobiaba pudo darse cuenta en lo que se había convertido, se pudo dar cuenta que jamás volvería a ser la dulce Alice que el pueblo conocía, ahora ella era peligrosa para todos aquellos que la quisieran cerca.

-¿Y Jasper? ¿¡Donde esta Jasper!-gritó Alice buscando a su alrededor, su mente de vampira era grande e infinita pero el temor de que Jasper estuviera lastimado la bloqueó por completo.

-Tú ya eres mía, así que no tienes que preocuparte por él-

-¡El trato fue que sería tu compañera si lo dejabas a él en paz!-gruñó ella de nuevo en un intento de parecer fuerte ante la situación.

Riley no dijo nada y se acercó a una puerta cerrada que estaba al fondo de aquella casa, abriéndola permitiendo a Alice ver a un Jasper cansado y débil, ella sintió como su cuerpo se congelaba, ahora apenas podía oír el lento latido del corazón del chico.

-Ahora tienes dos opciones…-comenzó Riley al mismo instante que Alice corría a velocidad inhumana hacia Jasper, acunándolo en sus brazos.

Como Alice no dijo nada, Riley continuó.

-Tu gran amor debe dejar de existir o yo me encargaré que tu hermana sufra las consecuencias, su sangre es muy dulce y no será ningún sacrificio beber de ella-estas palabras dejaron a la pobre vampira congelada de pies a cabeza, su mente procesó toda esa información en menos de un segundo.

-¡No lo haré!-gritó Alice, soltando un feroz gruñido desde el fondo de su pecho.

-No te estoy preguntando, además él te hará el honor de ser tu primera comida...no me vayas a negar que su sangre te llama y que tu garganta no arde como mil soles-se bufó él.

Alice sabía que él tenía razón, ella apenas podía pensar con todo ese dolor en su garganta, efectivamente la sangre de Jasper hacía que su garganta quemara como una plancha al rojo vivo.

-No me importa que me muera de sed ¡nunca lo lastimaré! ¡pero tampoco dañaras a mi hermana!-

La mirada hostil entre los dos vampiros se mantuvo por minutos infinitos hasta que algo captó la atención de ella, una voz ronca y apenas audible, incluso para los finos sentidos vampíricos.

-Alice, hazlo, te amo y no quiero que sufras, se que no lo harás con el fin de dañarme-dijo Jasper soltando un par de lágrimas, Alice quería llorar junto con él pero ahora no podía, el dolor iba más allá de la quemazón de su garganta.

-No Jasper...no voy a lastimarte, el trato fue otro-Alice se giró para mirar a Riley-¿¡Me escuchaste!

Riley ladeó su cabeza

-Si esa es tu elección…-y ahora salió corriendo en dirección al centro de Forks, en dirección a su casa…donde estaba su hermana…donde estaba Bella.

Alice salió corriendo en la misma dirección, no le estaba costando trabajo alcanzarlo pero de nuevo esa parálisis la invadió, y en un instante Riley estaba de nuevo frente a ella, mirándola frívolamente.

-¡No dañes a Bella, ella no tiene nada que ver con esto!-suplicó Alice en cuanto pudo sentir un poco más de fuerza en su cuerpo.

-Tu amor Jasper tiene que morir, tú no me amarás hasta que él deje de existir-sentenció Riley mientras extendía una mano hacia ella con el fin de ayudarla a incorporarse, Alice lo ignoró y se puso de pie ella sola en un fino movimiento.

-Nunca te amaré aunque Jasper muera, aunque amenaces a mi hermana, nadie en tu miserable existencia te amará-

Alice corrió en dirección a la cabaña siguiendo el olor que la esencia de ambos había dejado en un delicado rastro, Jasper aún estaba esperando con la mirada cabizbaja.

Ella lo miró con el más grande y puro dolor desde su alma, bebería su sangre para salvar a su hermana, una elección que la partía en dos haciéndola sentir inmensamente culpable, un dolor que no se podía comparar con ningún otro…matar a la persona que amas era algo que la marcaría por el resto de su existencia.

Alice sabía que tenía la fuerza para detener a Riley, sabía que podía vencerlo…si él no tuviera ese extraño poder que la hacia debilitarse hasta lo imposible, un humano no lo hubiera podido resistir.

-Lo siento Jasper, te amo-fue lo último que dijo Alice antes de ladear la cabeza del chico rubio y clavar sus colmillos en su cuello, ella pudo sentir al instante el llamado de la sangre humana, el calor de aquél preciado líquido rojo calmando el infierno de su garganta.

A cada sorbo la vida de Jasper se desvanecía, su pulso cada vez iba más lento y su cuerpo no podría resistirlo mucho más.

De pronto la mente de Alice fuera de pensar en la sed de sangre, en un instante logró concebir la idea de no matar a Jasper, solo tendría que ser astuta y desear con todas sus fuerzas que funcionara y que Jasper no muriera antes de que el plan funcionara.
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Bueno al fin el tercer cap de "Sin elección" espero les haya gustado, ahora viene lo más doloroso, en fin no hay mucho que decir, gracias!

Atte. Yocecullen

2 comentarios:

Soñadora dijo...

Me encanta tu blog :) me e leido un trozo de la historia y tambien al de Emett y Rose y la de Jean, con esta última me e muerto de risa pobre Jazz y pobre Jacob :)
Bueno me gustaría que te pasaras por my blog ya que también tiene que ver un poco con la saga :)

http://polosopuestostuyyo.blogspot.com/

yamileth dijo...

ola he leido los 3 capitulos y me encantaron!!! porfa suve los otros capitulos!!