“Respira Bella…respira” bien, este momento me estaba
poniendo demasiada impaciente, el sol brillaba muy a lo alto, todos sonríen
ampliamente y charlan unos con otros, yo reconozco a la mayoría por unas
fotografías, unos no han cambiado bastante pero hay quienes no reconozco.
En este caso logró recordar el nombre de algunos alumnos,
pero ellos ya no me recuerdan a mi, la pequeña chica rubia y tímida de la
primaria.
De pequeña era rubia, y ahora mi cabello es negro como el
carbón, no se a que se deba, no es muy común, pero según mi madre es herencia
de algún abuelo cuya historia desconozco.
Mis ojos siguen siendo de color verde y mi piel es pálida
hasta lo imposible, he adelgazado, no era que fuese gorda pero mi condición de
niña no era muy favorecedora, al crecer mi cuerpo tomó una linda figura, ni muy
flaca, ni muy gorda.
Crecí llena de miedos y complejos, siempre he sido tímida,
en especial de pequeña, nadie en la escuela hablaba conmigo a menos que fuera
totalmente obligatorio, pero yo tampoco hacía ningún esfuerzo para ser sociable,
él único que me hablaba allí era Edward, él supongo quería ser mi amigo pero yo
siempre me alejé, cosas de niña seguramente.
Mi madre me decía a diario que si ella no me hubiera visto
crecer a través de los años, juraría que soy otra persona, y le doy la razón en
ello, mis rasgos de las fotos de niña comparadas con las fotos actuales no
tienen nada de parecido, quizá los ojos y la piel, pero nada más, con suerte
nadie me recordaría y podría empezar de nuevo.
Hace años, mi padre consiguió un empleo nuevo y nos tuvimos
que mudar muy lejos, ahora a mis 17 años hemos vuelto, quizá los padres de los
demás reconozcan a los míos pero sus hijos no y eso me daría tiempo para que no
me reconozcan de inmediato.
Bajo de mi auto con nerviosismo, del día de hoy dependerá el
resto del ciclo escolar, como soy nueva debo registrarme en la dirección, así
que tomo mis cosas y comienzo a caminar.
Puedo sentir las miradas taladrándome en la espalda y tengo
la horrible y enorme sensación de dar media vuelta para ver quien mira con
tanta presión, pero me recuerdo a mi misma que debo parecer estar por encima de
la situación así que mantengo la barbilla en alto hasta que llego a la pequeña
oficina del director.
Hay un pequeño escritorio color caoba antes de la oficina
principal, allí con un aspecto un tanto cómico esta una mujer ya avanzada de
edad, cubierta de canas y usando unos pequeños anteojos que parecen no
ajustarse bien a su rostro pálido.
-Buenos días-saludo con educación.
Ella no parece oírme ni verme tampoco así que hablo un poco
más fuerte.
-¡Buenos días!-digo ahora también agitando una mano frente a
su mirada hacia el suelo.
-¡Oh corazón no deberías asustar así a una viejecilla como
yo!-exclama asustada pero con una sonrisa dibujada en sus labios, le sonrío
ella comienza a caerme bien.
-Lo lamento, es solo que creí que no me escucharía de otra
forma-digo apenada, creo que exageré un poco en mi intento de llamar su
atención.
-No te preocupes…-ella deja las palabras en el aire, me mira
bien por primera vez y pregunta- ¿Eres nueva aquí verdad?
Yo solo sonrío como asentimiento.
-Bien querida, este es tu horario de clases y tu lista de
clases extracurriculares de las cuales puedes elegir la más te guste-me ofrece
dos hojas una verde agua y la otra color blanca, las miro de reojo, “Lectura”
alcanzo a ver la palabra escrita en negritas, supongo que elegiré eso, me
encanta leer desde niña.
Le doy las gracias por las hojas, le sonrío y salgo de allí
en busca de mi primera clase.
Bien mi primera clase es Historia, y tan solo me sobran unos
minutos para llegar, así que comienzo a buscar rápidamente, las miradas fijas
siguen a través de mi recorrido pero nadie se acerca a ayudarme, quizá el no
tener amigos es algo de nacimiento, aunque tampoco reúno el valor para hablar
con alguien aún, bufo ante la idea y retomo mi búsqueda.
Bien aún no encuentro mi salón y ya voy tarde, en los
pasillos no encuentro a nadie, claro…ya todos están en clases.
Comienzo a sentirme desesperada cuando oigo unos pasos
detrás de mi, no, no son pasos…!es un trote de alguien corriendo!, me giro para
ver quien viene, pero es muy tarde, solo puedo sentir el golpe seco de mi
espalda contra el piso, no dolió mucho pero incluso aunque me hubiera
fracturado la columna no hubiera podido sentir nada en ese momento más que la
mirada penetrante de un perfecto par de curiosos ojos verdes.
Su cabello cobrizo alborotado en un encantador estilo
despeinado natural, su piel pálida y cálida a la vez donde roza la mía, este
chico irradiaba belleza por cada poro y sus ojos, de un extraño verde que no
había visto en mi vida, deseaba poder mirarlos por mas tiempo pero entonces
escuché su voz.
-¡Lo siento mucho! No era mi intención…-empezó a disculparse
frenéticamente mientras se ponía de pie y me ofrecía una mano para ayudarme a
pararme, se la dí como un reflejo, mi mente aún seguía embotellada en viejos
recuerdos.
Edward Cullen, el nombre de aquél chico perfecto.
-No hay problema, debí haberme quitado a tiempo-las palabras
salieron por si solas, al menos había logrado hablar.
-No es tu culpa, es que ya voy tarde para mi clase de
historia y…- mientras hablaba recogía un par de bolígrafos que se le habían caído
de su mochila.
No lo podía creer ¡Era él!, no era que de niño fuese alguien
feo ni mucho menos, pero jamás pensé que al crecer…bueno….
Edward me miró fijamente antes de preguntar.
-¿Nos conocemos?-esta pregunta me asustó demasiado ¿me
reconoció? No no podría…él no había cambiado pero yo si, yo ya sabía su nombre pero
él no sabía el mío… ¿o si?, de niña todos me decían Marie pero al crecer preferí
Bella, aquí nadie me conocía con ese nombre.
-No lo creo, recién acabo de mudarme y también voy tarde no
se donde es mi clase…-mentí, al menos la parte en la que dije que no nos conocíamos,
claro que yo si lo conocía, el resto era verdad.
-Unos minutos más, unos minutos menos…-dijo como para sí mismo-¿Qué
clase te toca ahora?-preguntó con una voz tan melodiosa que deseaba hacerlo
hablar más, pero no, mis planes eran otros, no eran caer como abeja a la miel
por un chico que ni siquiera me recordaba.
-Historia-
Su sonrisa creció.
-Estamos en la misma clase, ven vamos-dijo feliz mientras me
tomaba de la mano en un gesto totalmente inocente en un intento de
apresurarnos, como cuando niños y él intentaba hacerme jugar con él, nos tocaba
juntos…bien…ahora ¿como podría concentrarme en clase?
Caminamos rápidamente hacia un salón al fondo del pasillo,
la puerta ya estaba cerrada.
Edward tocó la puerta para pedir permiso para entrar, la
profesora-una mujer de mediana edad-lo miró con ojos astutos pero al verme a mi
nos dejó pasar de inmediato.
-¿Cual es tu nombre?-preguntó ella mientras Edward tomaba su
lugar y a mi me detenía en la entrada.
-Soy Bella-dije cortante, a sabiendas que toda la clase me
miraba, mi primera impresión para dejar de ser la niña tímida y sin amigos que
había sido.
Un chiflido al fondo del salón me hizo sonrojarme, si bien
sabía que no era fea, no me hacía a la idea de que podría parecerle atractiva a
alguien.
-Muy bien Bella toma el lugar vacío al lado de Edward por
favor-ahora miraba hacia los alumnos-y ustedes recuerden que quiero este
escrito antes de terminar la clase.
La profesora giró sobre sus talones y continuó escribiendo
en el pizarrón, yo caminé hacia mi asiento con una sonrisa, pues una persona
seria nunca es muy popular que digamos.
Edward me mira de reojo y yo hago mi máximo esfuerzo para
ignorarlo, no pretendo ser grosera pero por poco me había reconocido, no quiero
que sepa la verdad de mí, al menos no por ahora.
Trato de concentrarme en el escrito que la profesora dejó
escrito en el pizarrón y a pesar de todo no hago un gran esfuerzo para
escribirlo, al parecer la historia no es tan complicada aquí como lo fue en mi
anterior escuela.
Estoy por escribir las palabras finales cuando oigo un tipo
de siseo detrás de mi, nunca me ha gustado voltear pero allí es cuando oigo mi
nombre.
-Bella…pssss…Bella-volteó para conocer a la dueña de aquella
voz tan delgada y tan infantil.
No parece tener más de 15 años, tiene la piel igual de
blanca que yo, ojos negros y muy grandes, el cabello corto y lacio, es muy
hermosa.
-Hola, ¿Cómo te llamas?-preguntó con una sonrisa, ella me
parece confiable.
-Soy Alice…-parecía dudar-mmm ¿te gustaría sentarte conmigo
en el almuerzo?-se ofrece y sería muy difícil decirle que no a esta chica, es
tan entusiasta y tiene un “algo” que me resulta familiar.
-Claro, no hay problema-aceptó y ella sonríe de oreja a oreja,
bien ya hice mi primera amiga.
El resto de la clase pasó demasiado rápido, no me había dado
cuenta de que había terminado hasta que sentí un bracito jalarme por detrás.
-Creo que nuestros horarios son iguales…..-sus ojos curiosos
de Alice revolotearon rápidamente hacia mi hoja aún sobre mi silla, ¿acaso ella
no dejaba de sonreír nunca?- ¡Si son iguales! ¡Vamos que se nos hace tarde!
Con Alice de guía no podrías perderte aunque quisieras, así que
fácilmente llegamos a la clase de biología donde para mi no muy buena suerte,
tenemos que abrir una rata para ver sus órganos…Alice está totalmente
aterrorizada.
Yo con rápidos movimientos termino la práctica, no era muy
fanática de matar animales para ver su interior, pero tampoco era algo que me
diera miedo, estoy a punto de terminar cuando noto su presencia.
Con Alice hablando todo el camino me había olvidado de
Edward, ni siquiera me había dado cuenta de que estaba en la misma clase de
nosotras, lo vi cuando junto con su pareja entregaron su práctica al frente.
-Disculpa, tengo que ir al baño ahorita regreso-gimió Alice
dando saltitos tan cómicos que no pude evitar reírme, su rostro exagerando
desesperación en ella era demasiado
divertido.
Ella ya había salido corriendo y yo aún seguía riéndome
cuando alguien me tocó el hombro.
-Hola, soy Mike y tu eres Bella ¿verdad?-se presentó un
chico rubio de ojos azules, bien parecido pero nada excepcional, sonreí para
ser amable, aunque por dentro simplemente no confiaba del todo en él, la
inseguridad de cuando era niña amenazaba con volver.
-Hola-sonreí de nuevo-si soy yo-me reí por mi tonto intento
de ser sociable, pensé que él se alejaría de inmediato pero al parecer no notó
mi poca experiencia con la gente.
-Oye se que eres nueva y bueno…¿te gustaría salir a dar una
vuelta conmigo en la tarde?...tu sabes, para que conozcas el pueblo-se ofreció.
No sabía que responderle, no podría decir que era fastidioso
pero algo me decía que no iba a ser cómodo salir a solas con él, muy a pesar de
echar a perder mi intento de ser sociable, además de que ya conocía el pueblo.
-Es que….-Mi mente pareció bloquearse en búsqueda de una
buena excusa, estaba a punto de decirle que tenía aún muchas cosas que
desempacar cuando oí llegar a Alice.
-Lo siento Mike pero Bella ya está apartada esta tarde, ya
la invité a mi casa y dijo que si-mi pequeña nueva amiga le enseñó la lengua
cual infante mientras Mike me miraba aún esperanzado, pero tan solo le dí una
sonrisa tímida en respuesta, dándole a entender que Alice decía la verdad.
-Ya tendré otra oportunidad-me miró con sus ojos brillando
expectantes para luego girarse hacia la pequeña chica de ojos oscuros-y tu
Alice borra esa sonrisita que no podrás estar con ella todas las tardes-y luego
se fue.
-Blah blah, no soporto a ese tipo-refunfuñó Alice tomando su
lugar a mi lado, sentí ganas de reír de nuevo, era como ver a un gato
esponjarse pero decidí que no era momento de risas.
Cerró los ojos como si fuera a dormir y después de unos
segundos los abrió mirándome fijamente.
-Entonces ¿si vendrás a mi casa?-preguntó ilusionada como
niña en la mañana de navidad, pensé en decirle que no, pero ya que me había
evitado una cita con Mike, decidí que una tarde con ella no me haría daño y que
además sería mucho más agradable.
-Claro que si, después de todo ya eres mi amiga ¿ o no?- mi
respuesta pareció ilusionarla aún más.
Alice me explicó como era la escuela, como era la gente del
pueblo, los mejores lugares para ir de compras, no era que la estuviese
ignorando pero al principio estaba tan concentrada en que nadie me reconociera
que tan solo podía responder con unos cuantos “que interesante” “ajá” “oh que
bien” después de casi todo el día al fin me relajé, pues Edward Cullen jamás
volvió a mirar en mi dirección.
-Bien, esta es mi casa-canturreó Alice al abrir la puerta de
una lujosa casa, al conocer a alguien como ella jamás te imaginarías su condición
de vida, más esperaba algo promedio como mi casa, pero esto hizo que me gustara
aún más pues demostraba lo buena persona que era ella.
-Qué linda casa-Alice sonrió y me arrastró hacia su sofá.
-Mmm... necesito ir a cambiarme, aún tengo la sensación de
tener a la rata encima de mí-la pobre de verdad odiaba las ratas.
-Tranquila, yo te espero aquí-le aseguré y con su sonrisa
que parecía no borrársele del rostro subió hacia su habitación.
Mientras tanto yo miraba alrededor de la gran casa, todo
parecía tan limpio y tan en orden.
De repente un cuadro me llamó la atención, era la foto de un
bebé con ojos verde, al principio pensé que era Alice hasta recordar que ella tenía los ojos
negros, ese verde…no podía ser, debía ser otra cosa.
El ruido de unas llaves entrando por la cerradura me sacó de
mis pensamientos, inmediatamente me senté derecha en el sofá, y sonreí, lo que
falló en mi plan de dar una buena imagen es que quien había abierto no era
ninguno de los padres de mi nueva amiga, supe de quien era la foto de aquél bebé.
-Edward-susurré, era imposible que él y Alice…
-¿Bella?-preguntó él sorprendido de verme en su casa, después
de todo él no me había invitado….
Bueno espero les haya gustado este primer capítulo de
PORCELANA!!! Voy a amar a este Edward y a mi Alice!!! Awwwwwwwwwwww!!!!
Bueno espero puedan dejarme un coment o algo, muchas gracias!!!!
Espero tener listo muy pronto el segundo cap!!! Gracias por
leer!!!! Atte. YoceCullen
2 comentarios:
·Es muy bueno cuando subiras el 2 :33
Me encantan tus historias, son muy buenas, sigue así.
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