jueves, 21 de junio de 2012

PORCELANA....capítulo 1...minific


“Respira Bella…respira” bien, este momento me estaba poniendo demasiada impaciente, el sol brillaba muy a lo alto, todos sonríen ampliamente y charlan unos con otros, yo reconozco a la mayoría por unas fotografías, unos no han cambiado bastante pero hay quienes no reconozco.

En este caso logró recordar el nombre de algunos alumnos, pero ellos ya no me recuerdan a mi, la pequeña chica rubia y tímida de la primaria.

De pequeña era rubia, y ahora mi cabello es negro como el carbón, no se a que se deba, no es muy común, pero según mi madre es herencia de algún abuelo cuya historia desconozco.

Mis ojos siguen siendo de color verde y mi piel es pálida hasta lo imposible, he adelgazado, no era que fuese gorda pero mi condición de niña no era muy favorecedora, al crecer mi cuerpo tomó una linda figura, ni muy flaca, ni muy gorda.

Crecí llena de miedos y complejos, siempre he sido tímida, en especial de pequeña, nadie en la escuela hablaba conmigo a menos que fuera totalmente obligatorio, pero yo tampoco hacía ningún esfuerzo para ser sociable, él único que me hablaba allí era Edward, él supongo quería ser mi amigo pero yo siempre me alejé, cosas de niña seguramente.

Mi madre me decía a diario que si ella no me hubiera visto crecer a través de los años, juraría que soy otra persona, y le doy la razón en ello, mis rasgos de las fotos de niña comparadas con las fotos actuales no tienen nada de parecido, quizá los ojos y la piel, pero nada más, con suerte nadie me recordaría y podría empezar de nuevo.

Hace años, mi padre consiguió un empleo nuevo y nos tuvimos que mudar muy lejos, ahora a mis 17 años hemos vuelto, quizá los padres de los demás reconozcan a los míos pero sus hijos no y eso me daría tiempo para que no me reconozcan de inmediato.

Bajo de mi auto con nerviosismo, del día de hoy dependerá el resto del ciclo escolar, como soy nueva debo registrarme en la dirección, así que tomo mis cosas y comienzo a caminar.

Puedo sentir las miradas taladrándome en la espalda y tengo la horrible y enorme sensación de dar media vuelta para ver quien mira con tanta presión, pero me recuerdo a mi misma que debo parecer estar por encima de la situación así que mantengo la barbilla en alto hasta que llego a la pequeña oficina del director.

Hay un pequeño escritorio color caoba antes de la oficina principal, allí con un aspecto un tanto cómico esta una mujer ya avanzada de edad, cubierta de canas y usando unos pequeños anteojos que parecen no ajustarse bien a su rostro pálido.

-Buenos días-saludo con educación.

Ella no parece oírme ni verme tampoco así que hablo un poco más fuerte.

-¡Buenos días!-digo ahora también agitando una mano frente a su mirada hacia el suelo.

-¡Oh corazón no deberías asustar así a una viejecilla como yo!-exclama asustada pero con una sonrisa dibujada en sus labios, le sonrío ella comienza a caerme bien.

-Lo lamento, es solo que creí que no me escucharía de otra forma-digo apenada, creo que exageré un poco en mi intento de llamar su atención.

-No te preocupes…-ella deja las palabras en el aire, me mira bien por primera vez y pregunta- ¿Eres nueva aquí verdad?

Yo solo sonrío como asentimiento.

-Bien querida, este es tu horario de clases y tu lista de clases extracurriculares de las cuales puedes elegir la más te guste-me ofrece dos hojas una verde agua y la otra color blanca, las miro de reojo, “Lectura” alcanzo a ver la palabra escrita en negritas, supongo que elegiré eso, me encanta leer desde niña.

Le doy las gracias por las hojas, le sonrío y salgo de allí en busca de mi primera clase.

Bien mi primera clase es Historia, y tan solo me sobran unos minutos para llegar, así que comienzo a buscar rápidamente, las miradas fijas siguen a través de mi recorrido pero nadie se acerca a ayudarme, quizá el no tener amigos es algo de nacimiento, aunque tampoco reúno el valor para hablar con alguien aún, bufo ante la idea y retomo mi búsqueda.

Bien aún no encuentro mi salón y ya voy tarde, en los pasillos no encuentro a nadie, claro…ya todos están en clases.

Comienzo a sentirme desesperada cuando oigo unos pasos detrás de mi, no, no son pasos…!es un trote de alguien corriendo!, me giro para ver quien viene, pero es muy tarde, solo puedo sentir el golpe seco de mi espalda contra el piso, no dolió mucho pero incluso aunque me hubiera fracturado la columna no hubiera podido sentir nada en ese momento más que la mirada penetrante de un perfecto par de curiosos ojos verdes.

Su cabello cobrizo alborotado en un encantador estilo despeinado natural, su piel pálida y cálida a la vez donde roza la mía, este chico irradiaba belleza por cada poro y sus ojos, de un extraño verde que no había visto en mi vida, deseaba poder mirarlos por mas tiempo pero entonces escuché su voz.

-¡Lo siento mucho! No era mi intención…-empezó a disculparse frenéticamente mientras se ponía de pie y me ofrecía una mano para ayudarme a pararme, se la dí como un reflejo, mi mente aún seguía embotellada en viejos recuerdos.

Edward Cullen, el nombre de aquél chico perfecto.

-No hay problema, debí haberme quitado a tiempo-las palabras salieron por si solas, al menos había logrado hablar.

-No es tu culpa, es que ya voy tarde para mi clase de historia y…- mientras hablaba recogía un par de bolígrafos que se le habían caído de su mochila.

No lo podía creer ¡Era él!, no era que de niño fuese alguien feo ni mucho menos, pero jamás pensé que al crecer…bueno….

Edward me miró fijamente antes de preguntar.

-¿Nos conocemos?-esta pregunta me asustó demasiado ¿me reconoció? No no podría…él no había cambiado pero yo si, yo ya sabía su nombre pero él no sabía el mío… ¿o si?, de niña todos me decían Marie pero al crecer preferí Bella, aquí nadie me conocía con ese nombre.

-No lo creo, recién acabo de mudarme y también voy tarde no se donde es mi clase…-mentí, al menos la parte en la que dije que no nos conocíamos, claro que yo si lo conocía, el resto era verdad.

-Unos minutos más, unos minutos menos…-dijo como para sí mismo-¿Qué clase te toca ahora?-preguntó con una voz tan melodiosa que deseaba hacerlo hablar más, pero no, mis planes eran otros, no eran caer como abeja a la miel por un chico que ni siquiera me recordaba.

-Historia-

Su sonrisa creció.

-Estamos en la misma clase, ven vamos-dijo feliz mientras me tomaba de la mano en un gesto totalmente inocente en un intento de apresurarnos, como cuando niños y él intentaba hacerme jugar con él, nos tocaba juntos…bien…ahora ¿como podría concentrarme en clase?

Caminamos rápidamente hacia un salón al fondo del pasillo, la puerta ya estaba cerrada.

Edward tocó la puerta para pedir permiso para entrar, la profesora-una mujer de mediana edad-lo miró con ojos astutos pero al verme a mi nos dejó pasar de inmediato.

-¿Cual es tu nombre?-preguntó ella mientras Edward tomaba su lugar y a mi me detenía en la entrada.

-Soy Bella-dije cortante, a sabiendas que toda la clase me miraba, mi primera impresión para dejar de ser la niña tímida y sin amigos que había sido.

Un chiflido al fondo del salón me hizo sonrojarme, si bien sabía que no era fea, no me hacía a la idea de que podría parecerle atractiva a alguien.

-Muy bien Bella toma el lugar vacío al lado de Edward por favor-ahora miraba hacia los alumnos-y ustedes recuerden que quiero este escrito antes de terminar la clase.

La profesora giró sobre sus talones y continuó escribiendo en el pizarrón, yo caminé hacia mi asiento con una sonrisa, pues una persona seria nunca es muy popular que digamos.

Edward me mira de reojo y yo hago mi máximo esfuerzo para ignorarlo, no pretendo ser grosera pero por poco me había reconocido, no quiero que sepa la verdad de mí, al menos no por ahora.

Trato de concentrarme en el escrito que la profesora dejó escrito en el pizarrón y a pesar de todo no hago un gran esfuerzo para escribirlo, al parecer la historia no es tan complicada aquí como lo fue en mi anterior escuela.

Estoy por escribir las palabras finales cuando oigo un tipo de siseo detrás de mi, nunca me ha gustado voltear pero allí es cuando oigo mi nombre.

-Bella…pssss…Bella-volteó para conocer a la dueña de aquella voz tan delgada y tan infantil.

No parece tener más de 15 años, tiene la piel igual de blanca que yo, ojos negros y muy grandes, el cabello corto y lacio, es muy hermosa.

-Hola, ¿Cómo te llamas?-preguntó con una sonrisa, ella me parece confiable.

-Soy Alice…-parecía dudar-mmm ¿te gustaría sentarte conmigo en el almuerzo?-se ofrece y sería muy difícil decirle que no a esta chica, es tan entusiasta y tiene un “algo” que me resulta familiar.

-Claro, no hay problema-aceptó y ella sonríe de oreja a oreja, bien ya hice mi primera amiga.

El resto de la clase pasó demasiado rápido, no me había dado cuenta de que había terminado hasta que sentí un bracito jalarme por detrás.

-Creo que nuestros horarios son iguales…..-sus ojos curiosos de Alice revolotearon rápidamente hacia mi hoja aún sobre mi silla, ¿acaso ella no dejaba de sonreír nunca?- ¡Si son iguales! ¡Vamos que se nos hace tarde!


Con Alice de guía no podrías perderte aunque quisieras, así que fácilmente llegamos a la clase de biología donde para mi no muy buena suerte, tenemos que abrir una rata para ver sus órganos…Alice está totalmente aterrorizada.

Yo con rápidos movimientos termino la práctica, no era muy fanática de matar animales para ver su interior, pero tampoco era algo que me diera miedo, estoy a punto de terminar cuando noto su presencia.

Con Alice hablando todo el camino me había olvidado de Edward, ni siquiera me había dado cuenta de que estaba en la misma clase de nosotras, lo vi cuando junto con su pareja entregaron su práctica al frente.

-Disculpa, tengo que ir al baño ahorita regreso-gimió Alice dando saltitos tan cómicos que no pude evitar reírme, su rostro exagerando desesperación  en ella era demasiado divertido.

Ella ya había salido corriendo y yo aún seguía riéndome cuando alguien me tocó el hombro.

-Hola, soy Mike y tu eres Bella ¿verdad?-se presentó un chico rubio de ojos azules, bien parecido pero nada excepcional, sonreí para ser amable, aunque por dentro simplemente no confiaba del todo en él, la inseguridad de cuando era niña amenazaba con volver.

-Hola-sonreí de nuevo-si soy yo-me reí por mi tonto intento de ser sociable, pensé que él se alejaría de inmediato pero al parecer no notó mi poca experiencia con la gente.

-Oye se que eres nueva y bueno…¿te gustaría salir a dar una vuelta conmigo en la tarde?...tu sabes, para que conozcas el pueblo-se ofreció.

No sabía que responderle, no podría decir que era fastidioso pero algo me decía que no iba a ser cómodo salir a solas con él, muy a pesar de echar a perder mi intento de ser sociable, además de que ya conocía el pueblo.

-Es que….-Mi mente pareció bloquearse en búsqueda de una buena excusa, estaba a punto de decirle que tenía aún muchas cosas que desempacar cuando oí llegar a Alice.

-Lo siento Mike pero Bella ya está apartada esta tarde, ya la invité a mi casa y dijo que si-mi pequeña nueva amiga le enseñó la lengua cual infante mientras Mike me miraba aún esperanzado, pero tan solo le dí una sonrisa tímida en respuesta, dándole a entender que Alice decía la verdad.

-Ya tendré otra oportunidad-me miró con sus ojos brillando expectantes para luego girarse hacia la pequeña chica de ojos oscuros-y tu Alice borra esa sonrisita que no podrás estar con ella todas las tardes-y luego se fue.

-Blah blah, no soporto a ese tipo-refunfuñó Alice tomando su lugar a mi lado, sentí ganas de reír de nuevo, era como ver a un gato esponjarse pero decidí que no era momento de risas.

Cerró los ojos como si fuera a dormir y después de unos segundos los abrió mirándome fijamente.

-Entonces ¿si vendrás a mi casa?-preguntó ilusionada como niña en la mañana de navidad, pensé en decirle que no, pero ya que me había evitado una cita con Mike, decidí que una tarde con ella no me haría daño y que además sería mucho más agradable.

-Claro que si, después de todo ya eres mi amiga ¿ o no?- mi respuesta pareció ilusionarla aún más.

Alice me explicó como era la escuela, como era la gente del pueblo, los mejores lugares para ir de compras, no era que la estuviese ignorando pero al principio estaba tan concentrada en que nadie me reconociera que tan solo podía responder con unos cuantos “que interesante” “ajá” “oh que bien” después de casi todo el día al fin me relajé, pues Edward Cullen jamás volvió a mirar en mi dirección.

-Bien, esta es mi casa-canturreó Alice al abrir la puerta de una lujosa casa, al conocer a alguien como ella jamás te imaginarías su condición de vida, más esperaba algo promedio como mi casa, pero esto hizo que me gustara aún más pues demostraba lo buena persona que era ella.

-Qué linda casa-Alice sonrió y me arrastró hacia su sofá.

-Mmm... necesito ir a cambiarme, aún tengo la sensación de tener a la rata encima de mí-la pobre de verdad odiaba las ratas.

-Tranquila, yo te espero aquí-le aseguré y con su sonrisa que parecía no borrársele del rostro subió hacia su habitación.

Mientras tanto yo miraba alrededor de la gran casa, todo parecía tan limpio y tan en orden.

De repente un cuadro me llamó la atención, era la foto de un bebé con ojos verde, al principio pensé que era Alice  hasta recordar que ella tenía los ojos negros, ese verde…no podía ser, debía ser otra cosa.

El ruido de unas llaves entrando por la cerradura me sacó de mis pensamientos, inmediatamente me senté derecha en el sofá, y sonreí, lo que falló en mi plan de dar una buena imagen es que quien había abierto no era ninguno de los padres de mi nueva amiga, supe de quien era la foto de aquél bebé.

-Edward-susurré, era imposible que él y Alice…

-¿Bella?-preguntó él sorprendido de verme en su casa, después de todo él no me había invitado….


Bueno espero les haya gustado este primer capítulo de PORCELANA!!! Voy a amar a este Edward y a mi Alice!!! Awwwwwwwwwwww!!!!

Bueno espero puedan dejarme un coment o algo, muchas gracias!!!!

Espero tener listo muy pronto el segundo cap!!! Gracias por leer!!!! Atte. YoceCullen

2 comentarios:

Anónimo dijo...

·Es muy bueno cuando subiras el 2 :33

Anónimo dijo...

Me encantan tus historias, son muy buenas, sigue así.